4 de septiembre de 2016, Xochicuautla, Estado de México
Gracias por este espacio distinguidos relatores del Grupo de Trabajo sobre empresas y derechos humanos:
A nuestros hermanos indígenas de las comunidades del Valle de Lerma; a los pueblos y comunidades afectadas que están amenazadas por proyectos de muerte; a los representantes de organizaciones de la sociedad civil y a los representantes de los medios de comunicación.
Representamos a las comunidades indígenas ñuhú/ñahñú, nahua y mestizas de El Muñeco, Ahuacatitla, Tenango de Doria, Santa Mónica, San Pablito, Zacacuautla, San Nicolás, Montellano, Xochimilco, Pahuatlán, Paciotla, Tlalcruz, Cuauneutla, Acalapa, Tapayula Zoyatla, Los Ángeles, Crusanta, Peña Blanca, El Nante,La Ermita, Ejido López Mateos, San Pablo, La Concepción, El Aguacate, Xindó, en los estados de Puebla e Hidalgo, en México. Vivimos en comunidades campesinas y producimos café, maíz, ganado; conservamos las pezmas, las pahuas, los hongos y las orquídeas. Somos los responsables de la conservación de uno de los últimos bosques mesófilos de montaña del país. En nuestra tierra se originó el amate (pod’e’i) que es patrimonio cultural de la humanidad. Y es el centro del mundo de los bordados ñuhús y la chaquira. Estamos organizados en defensa de nuestras tierras, de nuestros saberes, de nuestro arte y nuestros derechos.
Defendemos nuestro derecho a protestar, a organizarnos y a expresar nuestra oposición sin ser reprimidos, menospreciados, ni criminalizados.
Estamos aquí para expresar nuestro rechazo total al proyecto del gasoducto Tuxpan-Tula que el gobierno federal y la empresa Transcanada, bajo el nombre de Transportadora de Gas Natural de la Huasteca, pretenden imponer en nuestras tierras. El proyecto pone en riesgo nuestra vida presente y nuestra seguridad. Amenaza con destruir nuestra cultura, nuestra identidad, nuestros sitios sagrados, nuestros bosques, nuestros manantiales y nuestra salud.
Estamos hartos de que el gobierno y la empresa mientan y oculten la verdad sobre los riesgos de este proyecto, de que compren a nuestras autoridades y las usen para arrebatarnos lo que nos corresponde por derecho y porque es la herencia de nuestros abuelos y para nuestros descendientes. Les queremos heredar vida, tranquilidad y la posibilidad de seguir desarrollándose como lo hemos hecho siempre.
Demandamos la cancelación oficial y definitiva del proyecto de gasoducto Tuxpan-Tula. Y de los proyectos mineros en la región.
Exigimos el respeto a los derechos de los pueblos indígenas y originarios de la Sierra Otomí Tepehua y de la Sierra Norte de Puebla.
Queremos que los gobiernos federal, estatal y municipal respeten y acaten la decisión de nuestra comunidades, reconozcan nuestro derecho a tomar nuestro destino en nuestras propias manos y dejen de amenazarnos y hostigarnos.
Queremos que a nuestras tierras no ingresen empresas de países que agreden y criminalizan a nuestros hermanos migrantes.
A los miembros de la misión les pedimos que nos incluyan en su informe, lo difundan en el mundo entero y no permitan que el gobierno de México y la empresa Transcanada silencien o repriman nuestra lucha.
Por último, nos solidarizamos con la lucha de nuestros hermanos de San Francisco Xochicuautla y con todos los pueblos que luchan por defender su territorio, su cultura y sus derechos.