Villahermosa, Tab., a 12 de octubre del año 2022
A las Instituciones gubernamentales
A los medios de comunicación
A la ciudadanía en general
Hasta antes de la década de los años setenta el suelo de Tabasco se caracterizaba por ser un suelo fértil, donde las tres actividades predominantes eran la agricultura, la ganadería y la pesca. A mediados de esa década llegó a la entidad Petróleos Mexicanos e inició la actividad petrolera y, con ello, la contaminación ambiental que ha devastado la economía de los campesinos e indígenas, ya que es en las comunidades donde se ha resentido con mayor intensidad esta contaminación.
Lamentablemente la relación de Pemex con las comunidades ha sido de constante confrontación, debido a la impunidad con que se conduce al no reconocer sus afectaciones, incluso, en casos donde ha firmado convenios y que en los últimos años los ha incumplido. En gobiernos anteriores se suscitaron actos de represión y encarcelamientos contra campesinos e indígenas que exigían el respeto a su tierra y territorio. Muchos de ellos perdieron la vida en explosiones como las acontecidas en Plátano y Cacao en 1995, y Huimango segunda en 2005, respectivamente.
En la actualidad la relación entre las compañías petroleras y Pemex contra indígenas y campesinos sigue siendo muy similar, ya que en el actual gobierno el patrimonio y la vida de quienes habitan en las comunidades petroleras se mantiene en constante riesgo, debido a las fugas, derrames y explosiones por el deterioro en que se encuentran las instalaciones e infraestructura. Por la falta de mantenimiento, en tan solo de lo que va de este año 2022 se han suscitado por lo menos ocho siniestros, en donde incluso han cobrado la vida de personas, contaminado grandes extensiones de tierras cultivables, así como también, deterioro de viviendas y el enorme impacto ambiental que afecta la salud y la vida de los lugareños. Por mencionar algunos de estos siniestros, el suscitado el 27 de junio pasado en el ejido Platanar, en donde se registró un derrame de hidrocarburo que contaminó los ríos Copanó, Platanar y Mezcalapa, Samaria y Carrizal, lo cual obligó a la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento(CEAS) a parar las plantas potabilizadoras de estos tres últimos ríos. El suscitado el 10 de septiembre del presente año en la ranchería González Cuarta sección, donde se suscitó una fuga de petróleo crudo en la Batería Samaria II; que según testimonios de los habitantes, esta fuga se debió a la corrosión que existe en la base del tanque de depósito en la citada batería; el impacto ambiental afecta ya a la comunidad de Gonzales en sus secciones, segunda, tercera y cuarta. Mientras tanto Pemex para contener el avance del petróleo que corre por el arroyo de esa comunidad está recolectando el contaminante en una pipa de 30 mil litros, y sobre el arroyo tendió una barrera semejante a una manguera de plástico flotante . El 7 de octubre, en San Fernando Huimanguillo, se registró la fuga en un ducto que transporta gas, el cual se dispersó por la comunidad y posteriormente se suscitó una explosión en donde lamentablemente perdió la vida una persona y varias viviendas sufrieron cuantiosos daños materiales, incluso, muchas familias se encuentran resguardadas en albergues.
De todos estos eventos Pemex y las empresas que le trabajan se niegan a aceptar su responsabilidad, encontrando la justificación perfecta al considerar estos incidentes como actos vandálicos y no como actos que se suscitan por el deterioro y falta de mantenimiento de las líneas de ductos, baterías de almacenamiento y otras instalaciones.
Todo lo anterior convierte a Tabasco en un cementerio tóxico en donde las fugas y explosiones se suscitan de manera frecuentes, poniendo en riesgo la integridad y la vida de los habitantes de las comunidades. De igual forma el impacto ambiental es cada vez más frecuente, lo cual atenta contra la salud y el patrimonio de la gente del campo. Del suelo tabasqueño Pemex extrae mucha riqueza, la cual no se refleja en sus comunidades, incluso, ni siquiera los que allí habitan son empleados en esta actividad.
Con la puesta en marcha de la Refinería de Dos Bocas la actividad petrolera se va a incrementar y, con ello, las fugas, derrames y explosiones serán más frecuentes. ¨Por lo tanto, es importante que Pemex y las empresas afines asuman con seriedad y responsabilidad el cuidado y mantenimiento de sus instalaciones para evitar futuras tragedias y ecocidios, ya que con preocupación vemos que ninguna autoridad sanciona estos hechos, sino más bien, se aprecia que existe una confabulación entre las autoridades ambientales y estas empresas para dotarlas de impunidad.
Es urgente que en Tabasco, por ser un estado netamente petrolero, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) instale una oficina para regular, vigilar y sancionar a estas empresas que no cumplan con lo que la norma les establece, pero que su trabajo sea totalmente imparcial con todo lo que a pemex se refiere.
POR LOS ANTES EXPUESTO SOLICITAMOS:
“la paz es fruto de la justicia”
Comité de Derechos Humanos de Tabasco A. C.