PRONUNCIAMIENTO A LOS DOS MESES DEL ASESINATO Y DESAPARICIÓN FORZADA DE LAS Y LOS ESTUDIANTES DE AYOTZINAPA

CONTRA LA REPRESIÓN DE LA PROTESTA CIVIL

 

Como es del dominio público, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa provocó una ola de indignación en amplios sectores de la población mexicana, quienes no hemos cesado de expresarnos públicamente a través de marchas, mítines, plantones, declaraciones y demás procedimientos inscritos en el contexto del ejercicio pleno de los derechos humanos consagrados en nuestra Carta Magna, para reclamarle al gobierno federal la aparición con vida de los estudiantes, en solidaridad indeclinable con sus familiares, y para que se finquen responsabilidades penales contra los verdaderos autores intelectuales y materiales de los hechos acaecidos el 26 y 27 de septiembre del año en curso.

A dos meses de lo sucedido, México ya no es el mismo, porque en las últimas ocho semanas han ocurrido muchas cosas, que en un apretado resumen pueden describirse como sigue: 1) el despertar de la conciencia de millones de compatriotas que incrementan y ahondan su solidaridad con los familiares de los normalistas, por razones estrictamente humanitarias y porque no se ha reparado la injusticia primera, que no es otra que la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa; 2) la inoperancia absoluta del gobierno federal que primero se muestra ausente, luego esquivo, y después torpemente incriminatorio, pero siempre ineficaz, pues al presente no son creíbles los resultados de las pesquisas y las investigaciones de la PGR, las que han sido totalmente descalificadas por los familiares y sus asesores, avivando la demanda central; 3) al suceso nefando de Ayotzinapa se han sumado los agravios sociales de muchos años, dando lugar a la centralidad de la exigencia popular de la renuncia inmediata de Peña Nieto; 4) el titular del Ejecutivo federal ha comenzado a pasar de las palabras a los hechos sobre las amenazas de represión de las protestas civiles, con un discurso justificatorio basado en las “razones de estado”, a la usanza de cómo se concebían en los tiempos de la rebelión del 68, lo que obviamente no augura nada bueno.

Nos queda claro que el factor principal de la desestabilización social que tanto le preocupa a Peña Nieto, y por el cual al parecer se está decantando por el restablecimiento de las condiciones de inmovilidad de la población vía la fuerza pública, como sustrato indispensable de su proyecto político y económico, no está representado por las masas movilizadas, ni siquiera por los grupos sospechosamente beligerantes, sino por él mismo. Por omisión, comisión e ineficacia, en el caso concreto de Ayotzinapa, y por el exacerbamiento de los males sociales en prácticamente todos los órdenes de la vida nacional, hoy por hoy el Presidente encarna el factor o agente central de desestabilización.

Ante las horas crecientemente aciagas que estamos viviendo, porque por la precipitación de los acontecimientos y los signos de los mismos se trata de horas, ya ni siquiera de días, demandamos:

1.- La aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa, y la consignación de los verdaderos autores intelectuales y materiales de los delitos cometidos.

2.- El fin de la criminalización y represión de la protesta civil, además de las garantías plenas de los derechos de expresión política de los ciudadanos.

3.- Que las fuerzas castrenses y las policiacas desoigan las voces que las llamen a instrumentar la represión contra el pueblo, porque a fin de cuentas éste es el detentador originario de la soberanía nacional, y en esa calidad, a él se deben antes que a nadie, y por supuesto antes que al Presidente, quien sólo es el mandatario del pueblo, no el mandante.

4.- Que el movimiento de resistencia civil se siga dando por los cauces pacíficos, al margen de los grupos violentos, provengan de donde provengan.

5.- Que se refuerce la solidaridad de los pueblos del mundo, y la atención de los organismos internacionales de defensoría de los derechos humanos, como elemento disuasivo de la represión gubernamental.

Los mexicanos queremos, exigimos la aparición con vida de los 43 normalistas, pero ya, sin más dilaciones, y demandamos cambios de fondo, no los cosméticos que está por anunciar el gobierno federal en la línea del gatopardismo, es decir, que todo cambie, para que todo siga igual.

A T E N T A M E N T E

Grupo Promotor del Cambio
Comisión Diocesana de Pastoral Social de la Diócesis de Saltillo
Alianza Cívica Coahuila
Asociación de Usurarios del Agua de Saltillo A.C. (AUAS)
CEP-Parras A.C.
Red Norte de Educación y Comunicación Popular