10 de Junio de 2019
El día viernes 7 de noviembre la señora Cirila Zapoteco Chinito vecina de Zitlala, recibió los restos de su hijo sin que hasta la fecha haya una investigación seria.
Rafael Grande Zapoteco, nació el 10 de mayo de 1998 en Zitlala, en el seno de una familia indígena náhuatl y fue el mejor regalo para su mamá quien lo llevó en su vientre durante nueve meses, lo pario y lo hizo crecer, siendo su mayor ilusión pues, en los pueblos indígenas las esperanzas se depositan en los hijos varones pues esperan que cuando crezcan ayudaran no solo en las labores del campo sino también con dinero cundo trabajen y así mejorar las condiciones de vida de la familia, pero este sueño fue truncado por la creciente violencia que azota a nuestra sociedad y que bajo el amparo de las autoridades y gobernantes ha llegado a los rincones más pobres y apartados de Guerrero. Rafael Grande Zapoteco contaba con 18 años el día en que fue desaparecido, el 8 de marzo del 2015, a la 1:30 de la tarde salió junto con Roberto Zapoteco Chinito en el taxi de este último, y la última vez que los vieron fue en Chilapa y ya no volvieron a verlos.
Su mamá la señora Cirila Zapoteco Chinito entró en contacto con el Centro Morelos y presentó la denuncia correspondiente a casi 8 meses de su desaparición pues el miedo no le permitía tomar esa decisión, abriéndose la averiguación previa ALV/SC/02/0114/2015.
Su desaparición se dio junto con la del señor Roberto Zapoteco Chinito, cuyos restos fueron entregados a su esposa la señora Regina Cervantes Teopatzin el día 15 de junio 2018 después de que el día 19 de marzo del 2015 fueron recuperados por la Fiscalía General de Justicia del Estado en la barraca que se encuentra entre Ajacayán y Tlapizaco en la cabecera municipal de Chilapa, permaneciendo por más de tres años en el SEMEFO de Chilpancingo, hasta que el EAAF confirmó la identidad de los restos, pese al dolor y a los años transcurridos, la señora Cirila Zapoteco Chinito decidió que los restos de su hijo merecían ser velados y sepultados de acuerdo a las costumbres de los pueblos indígenas, ya que ella recuerda a su hijo Rafael como un muchacho serio, trabajador y muy responsable, quien le ayudaba en los trabajos del campo y cuando podía trabajar en otros empleos siempre la apoyaba con dinero.
Gracias la intervención del Centro Morelos el Equipo Argentino de Antropología Forense EAAF, se encargó del análisis de los restos para confirmar si los resultados emitidos por el personal de la fiscalía General de Justicia del Estado eran positivos, entregándole a la Sra. Cirila la notificación correspondiente el viernes pasado, hoy doña Cirila tiene la certeza de que los restos que sepultará son los de su hijo, el día sábado, previo a la salida hacia el panteón, se dio de comer a todos los que acompañaron al velorio y apoyaron a preparar la fosa, la humilde vivienda donde fue velado mostraba en cada centímetro cuadrado la pobreza extrema de la familia, aun así doña Cirila sonreía en momentos y atendía a quienes la acompañan en su dolor, después salió en cortejo se visitó la capilla de San Lucas y la parroquia de San Nicolás y de ahí directo al panteón, donde por fin la Mamá de Rafael Grande Zapoteco y sus familiares tendrá un lugar a donde llevar flores y, pese al dolor termino la zozobra sobre el paradero de su hijo desaparecido, lo más lamentable es que junto con su hijo también sepultaron la esperanza de que las autoridades hagan justicia.