El Comité Cerezo México manifiesta su preocupación ante la campaña de rumores y criminalización que se ha iniciado después de los ataques de un grupo porril en contra de estudiantes Universitarios que se manifestaban en la Rectoría el 3 de septiembre pasado.
Gracias a nuestro trabajo de documentación de violaciones a los derechos humanos, estamos viendo similitudes entre lo que ocurre en nuestra UNAM con la manera en la que en el país se decretó una supuesta “guerra contra el narco”, se están usando a escala menor las estrategias de control social mediante el terror y de represión política para criminalizar y atacar a defensores de derechos humanos y/o activistas estudiantiles.
Luego de la multitudinaria marcha con la que los estudiantes y otros sectores integrantes de la comunidad universitaria y del pueblo organizado respondimos ante el ataque porril del 3 de septiembre, las declaraciones de autoridades y medios masivos de comunicación han lanzado un cúmulo de información en la que aparecen, mezclados, verdades, medias verdades, rumores, especulaciones y francas mentiras.
Ante la inquietud de la comunidad entera que no deja de preguntarse quién ordenó el ataque contra los manifestantes, el alud de suposiciones y especulaciones ha comenzado a lanzar algunas afirmaciones en las que se criminaliza al movimiento estudiantil, se confunde en lugar de informar y se invisibilizan las demandas legítimas de los estudiantes del CCH Azcapotzalco y otras escuelas.
Recordemos que para justificar la represión política debe ser construido primero un “enemigo interno” a través de campañas de criminalización y estigmatización, el enemigo interno que la UNAM y las autoridades afines han creado es el porrismo, no por que no exista, sino que es una creación suya que utiliza bajo sus órdenes, tratando de negar este vínculo, para señalar a sus enemigos reales, que en la UNAM son los activistas estudiantiles, los luchadores sociales y los defensores de derechos humanos que hemos señalado por años su responsabilidad en la creación y mantenimiento del aparato represivo paramilitar universitario, más conocido como grupos porriles.
Para poder posicionar esta estrategia de criminalización las autoridades de la UNAM en contubernio con las autoridades locales y federales, también usan a los medios de comunicación y supuestos analistas políticos para crear, en la sociedad y en la comunidad universitaria, la percepción del enemigo interno y criminalizar al activismo estudiantil.
Empiezan a publicar un cúmulo de análisis que aparecen como “muy críticos” y que se anuncian como claves para entender el ataque porril, pero que conforman (en su mayoría) la enumeración de una serie de especulaciones (falsedades sin sustento documentado) que insinúan cosas, siembran rumores y dan pistas incluso contradictorias al mismo tiempo.
La especulación no ayuda en nada ante los hechos y por el contrario distrae la atención, mientras se promete encontrar el hilo negro, introduce, por medio de la especulación, la duda de si el movimiento estudiantil de repudio a los ataques porriles no será en realidad un juego de los partidos políticos, lo que desacredita, minimiza e invisibiliza las demandas estudiantiles que siguen sin cumplirse y que se van diluyendo ante la opinión pública.
La verdad, como un derecho humano, es indispensable para que haya justicia y garantías de no repetición, pero para develar la verdad se necesitan investigaciones serias y no especulaciones, tampoco se necesita enunciar todas las teorías posibles aunque sean tan contradictorias que parecen absurdas y mucho menos se necesita que bajo la enunciación sin ton ni son de especulaciones se infiltre la idea de que hay intereses oscuros detrás de todo.
Si hay un juego de poder, si hay venganzas de poder, si se tendió una trampa al grupo político al que pertenece el rector eso no cambia en nada el sentido de las exigencias del movimiento estudiantil y del uso del porrismo para atacar y herir a los estudiantes: Los estudiantes no son carne de cañón, la autoridad utilizó al pueblo organizado como eso, con el objetivo de desarticular el movimiento estudiantil que se estaba fraguando en prepas y CCH; es una acción que forma parte de una campaña de uso del miedo como control social y del uso de la represión política que ocurrió frente a la omisión, el silencio e inoperancia que devela la responsabilidad de las mismas autoridades universitarias.
La criminalización desatada por una nota de La Redacción de El Excélsior que tramposamente, en la versión electrónica, achacan al periodista Marcos Muédano, quien si documentó lo que escribió y firma, y que sin poner atención en dicha trampa, la criminalización se generaliza al ser replicada en otros medios sin dar fuentes afirman que:
“Veteranos de la huelga de 1999-2000 regresaron a la UNAM, pero ya no como activistas, sino al frente del grupo de porros que protagonizaron la golpiza contra manifestantes en Rectoría.” Incluso asegurando que portaban los “jersey” porriles en los hechos del 3 de septiembre.
Pone una lista de reconocidos activistas universitarios, algunos de ellos criminalizados desde la huelga de la UNAM del 99-2000 e incluso ya expulsados injustamente y rescindidos sus contratos laborales de la UNAM y que continúan luchando por justicia en sus casos y organizando al movimiento estudiantil contra las medidas ilegales o arbitrarias en contra de la comunidad estudiantil.
Ante esta mentira disfrazada como “información” De la redacción del periódico El Excélsior los hacemos responsables de la afectación en la labor del periodista, quien claramente, en la versión impresa, no es el autor de dicha información, conminamos a la Redacción de El Excélsior a que haga públicas las fuentes que prueban su declaración o que se disculpe ante la opinión pública.
Esta campaña de criminalización guarda similitudes graves con la desatada a partir de 2006 en donde se utilizó la etiqueta generalizada de “el narco” para hacer pasar a cualquier civil que fue atacado por la policía o el ejército y a cualquier defensor de derechos humanos como criminal para justificar los ataques estatales en su contra. Parece ser que la indignación generalizada contra el porrismo será utilizada para que la etiqueta “porro” sea usada en contra, también, del movimiento estudiantil universitario.
Si las autoridades universitarias y de la CDMX hubieran actuado como es su obligación, si hubieran ordenado que se detuviera al camión de porros en lugar de darle acceso al estacionamiento de la UNAM, si hubieran contenido el ataque porril contra los manifestantes o hubieran detenido el camión en el que se fueron los porros, nada de esto estaría pasando.
Sin embargo consideramos que es muy grave que en lugar de concentrarse en la transparencia de una investigación seria y bien documentada, su falta de información y de precisión esté dando lugar a la criminalización y estigmatización de luchadores sociales, activistas estudiantiles y defensores de derechos humanos parte de la comunidad universitaria.
El rumor y la especulación son componentes de las campañas de control social. Bajo el mote de la desarticulación de los grupos porriles parece ser que van a disfrazar una cacería en contra de organizaciones de lucha social y grupos de organización estudiantil y de derechos humanos que estamos presentes en nuestra UNAM.
Llamamos a la comunidad universitaria a que esté atenta, evite estigmatizar y señalar con base en rumores y apreciaciones. En estos momentos cualquiera puede ser acusado de porro y cualquiera será víctima del desprecio generalizado por eso mismo. Hay que tener mucho cuidado de que la indignación no sea conducida para atacar al movimiento social y estudiantil en sus distintas manifestaciones. Quien lance una acusación de que alguien es porro debe hacerlo con evidencias certeras, quien no lo haga así y esparza rumores y acusaciones infundadas, está de una u otra forma, replicando el trabajo de criminalización de las autoridades a través de algunos medios masivos de comunicación.
Ante el inicio de una nueva campaña de criminalización de la defensa de los derechos humanos de los universitarios nos pronunciamos:
a) En contra de la campaña de estigmatización y criminalización lanzada por El Excélsior y continuada por otros medios periodísticos y televisivos
b) En contra de la especulación, el rumor y la descalificación cuya fuente son las autoridades universitarias en contubernio con las de la CDMX y Federales.
c) En contra de que la atención de los hechos se centre en tratar de encontrar al “oscuro sujeto” que orquestó el ataque, para diluir, al mismo tiempo, una investigación real que parta de los hechos que ya están documentados.
d) En contra de cualquier ataque contra el movimiento estudiantil, la organización popular y de derechos humanos que somos parte de la comunidad universitaria aprovechando el mar de confusión que se ha desatado por el, intencional, mal manejo de la información y ante el silencio y parquedad de las autoridades competentes.
Comité Cerezo México