Las organizaciones integrantes de la Red Latinoamericana y del Caribe de Instituciones de Salud contra la Tortura, la Impunidad y otras violaciones a los Derechos Humanos, observamos con mucha preocupación la implementación en Estados Unidos de una política migratoria llamada “tolerancia cero” que separa de manera brutal los padres y madres de sus hijos e hijas, cualquiera sea la edad de los menores.
Las investigaciones realizadas durante la segunda guerra mundial en Gran Bretaña y después en muchos otros países, como durante el Terrorismo de Estado en la Latinoamérica sobre los efectos psicosociales de las separaciones forzadas de padres/madres e hijos/as, mostraron las graves secuelas que pueden tener esos desprendimientos en la salud física y mental de los/as niños/as pequeños.
Cuando la confianza básica del ser humano es atacada, el peligro es que esta confianza, fundamental para el desarrollo emocional e intelectual de la niñez, sea destrozada de por vida, con fenómenos de hospitalismo, problemas de comportamiento, de atención, problemas de maduración, tendencias a la ansiedad, depresión… Los bebés y pequeños seres humanos que han sido separados de sus padres y madres han sufrido una violencia extrema, configura una tortura interminable por el dolor psíquico sin fin que produce este tipo de separaciones y que tiene que ver con un trauma extremo por el carácter insoportable de la situación.
Hasta la fecha, los funcionarios de inmigración de EE.UU, han separado a más de 2.300 niños y niñas migrantes (Según fuentes del gobierno de Estados Unidos) de sus padres y madres desde que la administración de Trump inició una política de “tolerancia cero” y comenzó a detener a los adultos para su enjuiciamiento penal. De acuerdo a informaciones publicadas en los últimos días en el sur de Texas, niñas y niños viven enjaulados, y hacinados, hasta 20 menores en una jaula. Actualmente un refugio de migrantes en Texas es demandado por presuntamente inyectar a la fuerza drogas antipsicóticas a los menores. El daño de destrozar conscientemente vidas humanas está hecho.
La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, afirmó el lunes 18 de junio que el Gobierno no pedirá “disculpas”. Para nosotros no se trata de pedir disculpas, sino de reparar el daño causado a los niños y niñas encarcelados y a sus familias, respetando los derechos humanos.
En consecuencia:
Por la Red Latinoamericana y del Caribe de Instituciones de Salud contra la Tortura, la Impunidad y otras Violaciones a los Derechos Humanos: