Gasoducto El Encino-Topolobampo y sus disfraces por Javier Avila

Las cosas no podrían ser de otra manera viniendo de donde vienen, por más que se hagan promesas y ofertas de respeto a una cultura diferente.

Un grupo de personas contratadas por la Comisión Federal de Electricidad, hace varios meses se fueron metiendo como la humedad en la comunidad de San Ignacio de Arareco, Municipio de Bocoyna, para convencerlos de las bondades del proyecto que dicha Comisión trae con la introducción de un gasoducto a través de gran parte de la Sierra Tarahumara, con los perjuicios plenamente conocidos y documentados. Ya la comunidad de Repechique lo había dicho tajantemente: “por aquí no pasa el gasoducto”, y ante esa negativa fue necesario buscar otras rutas alternas en esa región serrana. La empresa y el gobierno pusieron los ojos en San Ignacio a pesar de que la comunidad desde un principio dijo “no” y el Ejido se amparó.

La misión de ese equipo enviado por CFE era muy clara y el objetivo definitivo: convencer a quien sea necesario para que permitan el paso del gasoducto por su comunidad, lo quieran o no lo quieran y a como dé lugar. Tenían la táctica muy planeada: primero habría que “dialogar” con quienes hemos vivido en esta región por muchos años y tenemos abiertas las puertas de la comunidad; la relación debe ser de bondad, de respeto, de diálogo, de escucha…, hasta llegar a mezclarse en las propias ceremonias rarámuri de la Semana Santa. Toda una “ingeniería del conflicto”.

La comunidad se cansó de su presencia luego de varios meses de encontrarlos en todas partes ¡hasta en sus celebraciones religiosas de domingo, con gran devoción metidos entre la gente! y la misma comunidad les pidió que salieran y no los volvieran a molestar; que respetaran sus tiempos y los dejaran dialogar solos, en paz. Pero, como nos narra la historia, una era la voluntad de los indígenas y otra la decisión de los conquistadores y sus jefes. “No se muevan”, “ahí sigan a distancia…”, sin duda fueron las consignas dadas al equipo de CFE, a pesar de las promesas que uno de sus jefes hicieron a un servidor de secundar la decisión de la comunidad y retirar a sus empleados.

La comunidad pidió acompañamiento y asesoría de un servidor y del P. Héctor Fernando Martínez, párroco de Creel, y se hizo un plan de trabajo con el objetivo de que ellos pudieran aclarar sus dudas y llegar a una decisión bien pensada. Había la oportunidad de llevar adelante un modelo de Consulta de acuerdo a los tiempos y la cultura de este pueblo tan invadido. Las presiones del grupo pagado por CFE no cesaron.

Es muy claro el derecho de los pueblos indígenas a la Consulta que no habla de “ejidos”, sino de “comunidades”, pero esto se ignoró y comenzaron a dialogar con las autoridades ejidales y a tomar decisiones con ellos, marginando a la comunidad. No acaban de entender que las negociaciones no se hacen en reuniones privadas con dos o tres personas, y es la línea por la que han optado para presionar y tomar decisiones. Hasta ahora han logrado lo que ya lograron en otras comunidades: dividir y generar fuertes conflictos al interior de la comunidad. ¡Esas son las tácticas del desarrollo y del progreso!

Recientemente personal de CFE y presumiblemente también de Transportadora de Gas Natural del Noroeste (TGNN) -ahora conocida como Infraestructura Energética Monarca (IEM)- se han estado reuniendo con un grupo pequeño de habitantes de la Comunidad de San Ignacio de Arareco, con la bandera de “resolver algunas dudas” que este grupo les ha planteado.  Posteriormente me enteré que fue para decirles cómo responder las preguntas que manejaron en una reunión comunitaria, y así obtener resultados favorables a los intereses de CFE y de TGNN: lograr el despojo y el atropello de los derechos de los pueblos indígenas y dar pasos al nuevo modelo de “conquista” manteniendo sus conciencias tranquilas.

¿Por qué razón siguen en diálogo con un pequeño grupo que ya es incondicional a ellos y no hacen las reuniones con toda la comunidad?

¿Por qué razón siguen en diálogo con las autoridades ejidales y al gobernador de la comunidad lo llaman únicamente cuando les conviene o pretenden convencerlo?

Y ahí no paran. El Comisariado Ejidal se desplazó a otra comunidad junto con la abogada pagada por CFE para exponer (imponer) las bondades del proyecto, y con el consejo siempre cercano de la mencionada abogada, hablando al oído del Comisariado Ejidal, éste insistió en convencer a la gente para que permitan el paso del gasoducto como la mejor decisión que deben tomar.

La gente comenta que en esta reunión manipulada la mayoría de los asistentes eran mujeres con la mirada baja e inhibidas, sin atreverse a expresar su palabra, a la manera rarámuri, esa manera que nunca han llegado a comprender las personas de CFE por más que lo presuman.

Y la última noticia es una carta firmada por las autoridades ejidales, el presidente del Comité de Turismo y el gobernador de la comunidad a quien, según él comenta, lo obligaron a firmar, notificando en ella que: “…en el ejercicio de nuestro derecho de autonomía hemos realizado nuestra propia consulta…”, y convocan a un funcionario del gobierno del Estado para escuchar “la información que TGNN dará a toda la comunidad”.

Es obvio que quien redactó la mencionada carta no pudo ocultar el fingimiento, la mentira y los disfraces de esta “obra de teatro en muchos actos”.

Personas de la comunidad solicitaron la presencia de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, A. C., y del párroco de Creel, pero tanto la empresa como CFE parece que lo están impidiendo.

Hay empresas multinacionales consideradas peligrosas y sucias por el riesgo que significan para la humanidad, por ejemplo Pfizer que utiliza niños nigerianos como conejillos de indias para probar antibióticos, o la famosa Monsanto con su amplia gama de violaciones ambientales y de salud humana, y otras más.

¿Qué calificativo le podríamos poner a una empresa que daña de manera tan brutal a una cultura, que divide escandalosamente a familias completas, que ensucia tanto la armonía, la paz y la concordia de un pueblo?

Qué importante es fortalecer el tejido social desde sus cimientos y qué lamentable que existan personas e instituciones que se empeñen en romperlo.

Esta clase de invasiones se han dado desde tiempos antiguos, y siempre con mentiras, hipocresía, manejo sucio, cinismo, descaro.

A fin de cuentas, nuevos modelos de conquista, de despojo y de invasión en pleno siglo XXI, ahora con disfraces descarados de progreso y de desarrollo.

Javier Avila A., S.J.

Presidente

Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, A. C.